lunes, 14 de noviembre de 2011

Recordando...

Un, dos, tres... juguemos al escondite.
Te ataré un ovillo al cinturón para no perderte nunca más.
Cielo y mar se unirán a mi causa.
Te buscaré en ese amanecer que teñimos de malva.
Magdalenas en el camino, me paro y sonrio hasta llorar recordando tu sonrisa.
Saco un billete de tren hacia ninguna parte, esperándo encontrarte allí.
El frío me muerde los brazos y me entrecorta el aliento.
El miedo de no encontrarte me ataca, pero me escondo de él.
Me tirita el corazón, me palpitan las rodillas...
Tengo una sobredosis de anhelo en los tobillos.
Y te encuentro, con el pelo empapado y los brazos llenos de disculpas.
Un único pensamiento recorre mi cabeza mientras me sumerjo en tu mirada.
Te quiero más de lo que mis costillas pueden soportar.

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