Aunque sabía que aquella situación era bastante lamentable para alguien como yo, no tenía la menor intención de ponerle remedio. Me limité a tiritar. Tiritar ayuda cuando estás a punto de ahogarte, cuando te has perdido y ya no sabes quién eres.
Entonces, es un alivio cerrar los ojos y sentir que tiritas, pues si tiritas es que estás ahí y te reencuentras a tí mismo. Pero no hay que convertirse en un adicto. A tiritar, quiero decir. Porque entonces es demasiado tarde y ya no se puede vivir sin tiritar, y sin lloriquearle para que vuelva y no se vaya de tu lado nunca más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario